Otra vez (Agnes)

No me moví porque no entendía que pretendía hasta que ví que se acercaba a mí. -¿Qué... No me dio tiempo a decir nada más porque empezó a besarme. ¿Pero que había hecho para que últimamente a las pocas chicas que conocía les diera por besarme?. De todas formas seguí el beso muy despacio. Era la segunda vez en mi vida que besaba a una chica.

No me esperaba que continuara más allá de un beso. Era la primera vez que me pasaba esto y no sabía como actuar ante ello. Estaba completamente descolocado. Dejé mi mano donde ella me la había colocado y estiré el cuello en un acto reflejo notando sus mordiscos. Si no había contacto entre nuestras entrepiernas no era pecado...

Sentí un escalofrío cuando metió su mano bajo mi camiseta y tragué saliva empezando a ponerme nervioso. Cerré los ojos cuando empezó a susurrar aquello en mi oreja y me incliné hacia atrás intentando alejarme de ella. -Por favor... Le supliqué que parase notando como me temblaba la voz.

- Paro...seguro? -pregunté mirándole mientras alzaba una ceja dejando quietas las manos observandole atentamente, parecía asustado-

Tragué saliva antes de contestar a eso. Todavía tenía la mano donde me la había colocado ella pero ni me había dado cuenta, ya no me acordaba. -Tú...¿sientes algo por mí o para ti solo soy un entretenimiento?. Pregunté nervioso antes de dar una respuesta clara a lo que me preguntaba.

Bajé la vista avergonzado por mis palabras y por su reacción de después. -Claro que no te gusto, a quién pretendo engañar, tengo la crisis de los 40 a los 18 años... Murmuré más para mí que para ella y me volví a colocar bien la camiseta mirando a la televisión aunque estuviera apagada.

Vale, pues entonces era idiota del todo porque no entendía nada. -Entonces... ¿por qué me besas si no sientes nada?. Pregunté realmente interesado. Otra que se estaba riendo de mí en mi cara y yo como un gilipollas preguntando bobadas, si estaba más claro que el agua... Seguí mirando a la tele cruzando los brazos con expresión seria. En parte tenía razón, yo no tenía amigos, por eso siempre estaba solo.

Me entró una risita tonta, por no llorar. -No se que os ha dado a todas últimamente con besarme ¿tanta lástima sentís por mí?. Negué con la cabeza aun riendo y mirando la tele para no mirarla a ella y avergonzarme más.

-¿Entonces que es lo que te doy? porque miedo creo que tampoco. Levanté una ceja y seguí mirando la televisión. Estiré el brazo para coger el mando y la volví a encender ya que era lo más entretenido en ese momento.

-Ah, y como sientes curiosidad experimentas conmigo como si fuera una cobaya humana. Me quedé serio y en silencio unos segundos y después me reí. -Lo entiendo, eso está bien. Por lo menos no se metía descaradamente conmigo como lo hacía muchísima gente.

Dejé de reír cuando se quedó tan seria y giré la cabeza mirándola fijamente. -No sé, porque me has besado y no sientes nada... porque despierto curiosidad en ti, como en casi todo el mundo y porque me acabarás haciendo lo que me hace todo el mundo. Encogí los hombros y volví a mirar la televisión.

Me resigné a contestar a aquello y simplemente guardé silencio sonriendo por lo que salía en la tele, era un fantástico documental de la sabana africana. Me rasqué la cabeza dandome cuenta de que aun tenía el pelo mojado.

-No hay nada que contestar. Dije tranquilo y notando su tonito poco amistoso en ese momento. Ella era la que se picaba y cabreaba cuando en realidad los dos sabíamos que debía ser al revés.